ANECDOTAS

2014:

RECUERDO Y RESPETO PARA JMBG

JORGE DAVILA

Recuerdo y respeto para JMBG Jorge Dávila Recuerdo que JMBG me preguntó un día por un gran amigo común. Sigue en Caracas, le respondí escuetamente. En voz queda dijo: Caracas, sí, se fue a Caracas porque aquí en Mérida no tiene todo lo que necesita para sus investigaciones, Caracas es centro de poder y también atrae mucho eso, es un riesgo, un peligro. Guardé silencio pensando lo que creí que él pensaba. Era curioso para mí lo que insinuaba. Yo lo pensaba sobre la certeza harto firme de que JMBG rechazaba de mil modos los podercitos intelectuales que se generan en el bullicio. Entre los susurros y los gritos de congresos,coloquios, academias, reuniones de redes intelectuales, prefería los susurros, los murmullos del pensamiento, si posible con poca gente. Fue obvio que le gustaba el verdadero silencio esencial que se da aún entre las palabras. Habitó siempre los espacios del silencio con la palabra adecuada, los espacios académicos con el silencio que dice o con la palabra verdadera.Hace unos días, pensando en la ausencia de JMBG, volví a un texto que me hizo conocer aquel querido amigo común. Un texto de Heidegger1. Allí el gran pensador y filósofo da respuesta pública a un tentador ofrecimiento, lo hace de modo inusual al común a quien la fama y el poder le llama. Era el ofrecimiento insistente de que se mudara a la de Berlín, a la capital alemana, pues. En esos años,Heidegger pasaba largas temporadas en un lar campesino muy apartado del mundo urbano. Decía: Mi trabajo filosófico pertenece a la misma especie del trabajo de los campesinos, todo mi trabajo está guiado por el mundo de esas montañas y de sus campesinos. Su respuesta al ofrecimiento de nominación como profesor en Berlín es una defensa sin par del campo, de los campesinos, de la sabiduría esencial que hay en la vida campesina.